Consejos para limpiar ventanas correderas de forma sencilla y fácil

Última actualización: 16.04.24

 

Cuando se trata de limpiar ventanas, a veces la tarea se complica. La presencia de recovecos y espacios de difícil acceso dificulta eliminar toda la suciedad. Algo que es aún más habitual cuando se trata de limpiar ventanas correderas, por las particularidades que estas tienen.

 

Asomarse a nuestra ventana y disfrutar del paisaje es fácil, siempre y cuando nuestros cristales y ventanas estén en buen estado. Si estas no están limpias, entonces lo único que veremos serán manchas y suciedad. Afortunadamente, esta limpieza no lleva demasiado tiempo. Sobre todo, si recurrimos a soluciones como un limpiacristales con efecto repelente de la suciedad o bien a un robot limpiacristales de calidad.

No obstante, es cierto que el proceso se complica con algunos tipos de ventanas, como pasa con las correderas. El particular formato de este tipo de ventanas deja ciertas zonas de difícil acceso, lo que obliga a recurrir a algunas soluciones concretas. Entre ellas, tenemos la forma de cómo limpiar ventanas correderas sin quitarlas, debido al peso considerable que estas suelen tener. Para que disfrutes de unas vistas impecables, te dejamos algunos datos sobre cómo proceder a la hora de dejar cualquier ventana corredera impoluta.

 

Limpieza montada o desmontada

Cuando se trata de limpiar ventanas correderas, tenemos dos opciones. La más fácil es retirar las ventanas de su carril, lo que simplifica tanto limpiar los rieles de las ventanas como limpiar las mismas por fuera y por dentro con comodidad. 

Sin embargo, cuando las ventanas son muy grandes, esto no siempre es posible, especialmente para personas de cierta edad o quienes carecen de la fuerza necesaria para desmontar la misma. Además, siempre tenemos el miedo de que la ventana acabe cayendo a la calle, aunque si cerramos las persianas, este problema desaparece. De todos modos, trataremos la forma de realizar ambas limpiezas, para cubrir todos los casos.

Cómo desmontar ventanas correderas

Si nunca lo has hecho, es clave saber que las ventanas correderas pueden retirarse de su rail, lo que facilita su limpieza. Para ejecutar este proceso, basta con abrir la ventana, sujetarla por ambos lados y tirar de la misma hacia arriba. Notaremos como la parte inferior de la ventana se libera respecto del rail que la sujeta, lo que permite extraer la misma y separarla por completo del marco. Es clave que este proceso se ejecute siempre con las persianas cerradas, por motivos de seguridad.

Una vez acabada la limpieza, sería momento de montar las ventanas de nuevo en su lugar. En este caso, el proceso es a la inversa, por lo que, teniendo la ventana sujeta con ambas manos, tendríamos que introducir primero el carril superior y, a continuación, elevar la ventana hasta que notemos cómo encaja el carril inferior. Es importante ajustar correctamente los burletes durante el montaje, para que queden en su lugar.

 

Cómo limpiar ventanas correderas con desmontaje

Si finalmente puedes desmontar la ventana, el proceso de limpieza es bastante sencillo. Empezaremos por quitar el polvo del marco con un paño mojado con agua y alguna solución limpiadora adecuada. Una vez limpio, pasamos un segundo paño con agua para retirar los restos del detergente, dejando este seco. Repetiremos el mismo proceso para los cristales, utilizando para ello algún limpiacristales adecuado. De nuevo, es importante que esta parte del proceso se complete secando el cristal con papel, a fin de evitar que queden manchas de agua en el mismo.

Respecto de los rieles, puedes utilizar para su limpieza un estropajo de cocina tipo salvauñas, cortado la forma de dichos rieles en la zona de la espuma. También dispones de las soluciones específicas para tal fin en el mercado, con la forma correspondiente. En ambos casos, tenemos la ventaja de que estos sistemas penetran hasta el fondo del riel y logran una limpieza profunda del mismo. 

Por cierto, en caso de que limpies los rieles de la parte superior, es clave tener cuidado, siendo mejor usar un producto con alargador a subirnos a una escalera ante una ventana sin cristales, por obvias cuestiones de seguridad.

Cómo limpiar ventanas correderas sin desmontaje

En caso de que no puedas desmontar las ventanas, por el motivo que sea, todavía es posible limpiarlas con eficacia, aunque la tarea es algo compleja. El proceso empieza por la parte exterior, para lo que utilizaremos una esponja limpiacristales con mango, que nos facilite el acceso a toda la extensión de la ventana. Como alternativa, podemos recurrir a los limpiacristales imantados, que sujetan una parte del producto por dentro y otra por fuera del cristal, facilitando esta limpieza.

Este alcance queda limitado para la ventana que circula por el carril interior, aunque con algo de habilidad podremos completar su limpieza sin problemas. Lo mismo ocurre con los carriles, a los que no tendremos acceso completo. No obstante, no hay mucha diferencia en cómo limpiar rieles de ventanas sin desmontarlas, dado que en este caso el truco de la esponja o el estropajo tipo salvauñas sigue sirviendo.

La parte más fácil de este proceso es la limpieza interior, para lo que basta una simple escalera y los productos de limpieza que prefiramos. En este caso, es ejecutar ese proceso que hemos comentado en el apartado anterior, limpiando primero el marco y luego el cristal y secando después cada parte con papel, para no dejar marcas de agua.

 

Productos para limpiar cristales

No queríamos finalizar nuestros consejos para limpiar ventanas sin hablar de los productos que se pueden usar para tal cometido. Mucha gente es partidaria de los limpiacristales clásicos, generalmente basados en alcoholes y que, además de dejar un buen brillo, a veces ni siquiera requieren de secar el cristal. Algo que se consigue gracias a su planteamiento volátil. Como alternativa, puedes usar productos domésticos, tales como la mezcla de agua con vinagre, con amoníaco o incluso con zumo de limón. 

Por cierto, no te olvides de que las mejores horas para limpiar los cristales son aquellas en las que no dé mucho el sol en ellos. El motivo es que, si hace mucho calor o la radiación directa es intensa, entonces el líquido se secará rápidamente y dejará marcas en la ventana.

 

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